Durante mucho tiempo, el hombre ha buscado en su entorno una fórmula secreta que le permita disfrutar de la felicidad, como si aquella se pudiera encontrar en algún lugar y no fuera lo que suele ser, algunos momentos que se deben disfrutar cuando llegan y asumir que la misma en gran medida no es resultado del todo, de nuestras propias decisiones, pero que sí podemos trabajar en el sentido de lograrla. Trabajar para alcanzarla cuando es posible y como hemos dicho, asumir que algunas veces pese a nuestro empeño puede ser evasiva.
Una forma de trabajar para conseguir la felicidad, es asumir que somos humanos y que como tales podemos cometer errores que nos alejen de ese estado en que solemos sentirnos cómodos con nosotros mismos, sin sobresaltos y que se considera «feliz». Pero cometer errores no debe ser una forma de justificar la falta de felicidad, porque también podemos no sentirnos felices porque solemos sentirnos frustrados y eso muchas veces se deriva de imponernos metas y expectativas sobre las cosas y sobre las personas más allá de lo que es posible. La excesiva exigencia sobre nuestras vidas, el perfeccionismo que nos esclaviza puede alejarnos del estado de calma y felicidad que anhelamos y muchas veces sin darnos cuenta.
Esos secretos para ser feliz, no son algo que represente novedad o resulte algo sorprendente, son solo pequeños cambios o formas de pensar que debemos asumir en la vida para comprender que lograr la felicidad tampoco es algo que se logra un día, hay que trabajar para lograrla cada día y a partir de ahí podremos experimentar ese sentimiento que nos mueve a pensarnos que no necesitamos más.
- Hay que aceptar que somos humanos y que cometemos errores, que nuestros errores pueden enmendarse y que parte de buscar sentirnos felices pese a nuestros errores, es trabajar en el sentido de aceptarlos y que buscando la razón de los mismos, superarlos.
- Nuestra felicidad no depende de nadie más, aunque por momentos algunas personas puedan resultar en el disfrute de nuestra felicidad, debemos asumir que no podemos otorgarle a nadie más el derecho o la obligación de hacernos felices, porque cuando nos privan de ello comenzamos a vivir un estado de infelicidad que se deriva de la dependencia de pensar que no podemos, por nosotros mismos trabajar en nuestra felicidad y que las personas pueden cambiar, alejarse y por ello no podemos ni debemos centrar en la presencia de una persona nuestra felicidad.
- Como las personas no pueden asegurarnos la felicidad, tampoco las cosas corresponden a un estado feliz, porque son «cosas» y materiales pueden extinguirse o podemos perderlas, así que asumir que la vida cambia y las situaciones pueden mejorar o empeorar también es una forma de conseguir la felicidad. Asumir que quizá hoy podamos tener todo y mañana poco, pero que sentirnos bien con nosotros mismos es algo que siempre podremos lograr independientemente de lo que poseamos. Será una búsqueda de felicidad más difícil sin duda pero no es imposible.
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