La edad no define nuestra personalidad

cumpleaños

Durante la larga historia de la humanidad, se ha aceptado como un hecho, el erróneo de que a medida que crecemos vamos madurando y cambiando nuestra personalidad, es cierto que ocurre en algunos aspectos, la madurez y la edad no son esencialmente algo que se combine, ahí está lo erróneo de nuestra percepción. Algunas personas modifican actitudes de la juventud cuando llegan a los 30 años y otras, sorprendentemente, se muestran muy sensatos y hasta controlados sin llegar a la veintena, no somos maduros porque los años nos confieran tal cosa, somos maduros tanto como lo decidamos por nosotros mismos.

Cuando admitimos las cosas que sabemos que entorpecen nuestro crecimiento personal, estamos dando una muestra de nuestra personalidad y cuando  hacemos algo por mejorar las que debemos mejorar, confirmamos que en alguna medida nuestra personalidad ha madurado para confrontarnos con nuestros errores y tomar decisiones en nuestro favor para cambiar y mejorar. Ahí estriba la madurez, y no importa la edad que sea, reconocer que podemos cambiar y que lo hacemos por nosotros mismos, y que además somos humanos y por ello mismo nos equivocamos. Podemos ser maduros siendo jóvenes y podemos como en muchos casos, ser totalmente irresponsables siendo muy adultos.

No hace falta acumular hojas en el calendario, para pensarnos en adquirir madurez, algunas veces ocurre naturalmente otras debemos trabajar en ello, lo único cierto es que es una decisión personal de la que estamos claros, cuando vemos las cosas que afectan nuestros logros, las que nos dejan rezagados en los retos profesionales, los que nos hacen tener malas relaciones y fracasar en la vida personal, es cuando debemos reconocer que nos hace falta un cambio y ese cambio implica la madurez que ya hemos dicho supone reconocer nuestras fallas y trabajar para superarlas siempre…una tarea de toda la vida.