El deseo de ser feliz es innato en todo ser humano, sin embargo, del deseo a la obsesión va un pequeño paso que puede ser doloroso. Cuando te conviertes en un esclavo de tus emociones y escuchas tu mundo interior en exceso entonces puedes caer en el egoismo de pensar demasiado en ti y poco en los demás.
Y lo que es peor, tambien puedes caer en el error de confundir la felicidad con la emoción. La vida no siempre es como uno desea y conviene aprender a tener madurez para tener claro este punto.
¿Cómo evitar la obsesión por la felicidad?
1. Relativizar el concepto de felicidad. No existe el mundo de color de rosa y aspirar a él puede ser tu princial trampa. La felicidad implica estar bien, tener un grado de satisfacción positivo con tu propia vida, ser capaz de ser agradecido por las circunstancias presentes.
2. La felicidad no es una emoción. Es imposible estar alegre y contento las 24 horas del día igual que tampoco es posible estar en un estado de enamoramiento eterno.
3. Vive la vida conforme se presentan los acontecimientos y no te adelantes a los hechos de una forma obsesiva.
4. No te compares con lo que aparentan otras personas porque la felicidad es una verdad en sí misma. Una verdad muy profunda que no tiene nada que ver con la apariencia. Por tanto, no juzgues a partir de interpretaciones sino de realidades.
5. Haz algo por ser más feliz. Es decir, no pierdas el tiempo en compadecerte a ti mismo y actúa en positivo. Haz cambios que te lleven hacia la meta que tanto deseas.
6. Piensa en positivo porque no tienes nada que perder y sí mucho que ganar. El pensamiento negativo puede ser tu principal trampa.
7. Escucha siempre tu corazón para conocer tu verdad interior. Siempre estás a tiempo de empezar de nuevo. Valora en positivo el camino que has recorrido hasta a hora y no te culpes.