Las telenovelas siguen arrasando en la televisión, de hecho, con el número de cadenas que ha crecido en los últimos años también ha aumentado la oferta en un sector que gusta especialmente, al público femenino. Las telenovelas, más allá de su guión original, suelen seguir un esquema muy similar: dos protagonistas guapos que sienten un amor de flechazo, y a partir de allí, surgen mil obstáculo que impiden materializar esa historia de amor.
¿Por qué historias que son tan similares siguen enganchando a tantas personas a lo largo de decenas de capítulos en los que hay más desamor y más sufrimiento que bienestar y felicidad? En Conocernos, te damos las respuestas:
1. En primer lugar, ver la televisión durante horas es una forma de huir de la realidad de la propia vida. Es un gran error puesto que es indispensable tener un buen nivel de bienestar, sentido crítico y obvjetivo.Piensa en todas las cosas que podrías hacer si dejaras de ver tanto la televisión: salir con tus amigos, hacer más deporte, leer más, escuchar música…
2. La búsqueda de un amor que no existe. Las espectadoras de telenovelas son románticas, creen en el lema de que el amor lo puede todo. Sin embargo, aspirar a encontrar un príncipe azul de cuento en la vida real puede tener un precio alto: a lo mejor nunca encuentras a alguien así.
3. Se busca sentir, porque de hecho, este tipo de historias mueve las pasiones humanas, los instintos más primarios del alma humana.
Sin duda, las telenovelas también tienen una función positiva: entretienen. Cualquier persona necesita contar con una forma de poder ver la televisión y desconectar al mismo tiempo de las preocupaciones de la rutina y de los problemas de la oficina. Por ello, también es un placer disfrutar de una historia de amor en la televisión, pero siempre, siendo consciente de que ese amor, es imposible de encontrar en la realidad. Porque además, en caso de existir, no resultaría nada saludable: muchas telenovelas muestran todavía ideas muy machistas y también, un amor vinculado con la dependencia emocional.