La ansiedad suele ser uno de los más preocupantes problemas de salud mental de nuestras modernas sociedades, una condición psicológica que tiene repercusiones en la salud física de quien la padece y que sin el debido cuidado puede desembocar a problemas que alteren la vida del individuo. No es que suframos de ansiedad hoy en día nada más, la ansiedad se conoce desde tiempo antiguo. La palabra deriva del latín anxietas que significa «angustia». Se le considera que es una forma de respuesta a nivel emocional que conlleva aspectos corporales o fisiológicos nada placenteros. Hoy se cree que debido a las exigencias de la vida moderna, la sufre un importante porcentaje de la población del mundo. Se agrupa con otras emociones que forman parte de la vida del hombre, la felicidad y el miedo entre ellas.
Por qué sentimos ansiedad, sentimos ansiedad cuando nuestro organismo se siente amenazado y como resultado se activa la función del sistema adrenérgico. Esto es algo que el organismo hace de manera cotidiana, cuando sentimos hambre, cuando debemos invertir en el proceso energía, el organismo emite un alerta y ese alerta funciona como una motivación para tener una reacción. Y de ello se desprende que es útil en alguna medida, porque nos permite reaccionar ante una situación que nos podría parecer de peligro o amenaza. En esta situación el organismo emite dopaminas y catecolaminas, pero si éstas se suceden día a día, el mismo organismo se ve forzado a una situación que solo lo estresa y hace sentir ansioso.
Toda esta explicación puede parecer complicada pero es la base para el entendimiento de lo que produce la ansiedad. Pero la ansiedad no es una sola, es algunos trastornos que se traducen en estados de ansiedad patológica como pueden ser las fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno por estrés postraumático, el trastorno de ansiedad generalizada y otros tantos trastornos que la provocan y en algunos casos, se cree se originaron también de ella.
El que está ansioso puede fácilmente sincerarse consigo mismo y ver cuánto de ansiedad siente o si en realidad está viviendo un estado de permanente ansiedad o de moderada ansiedad que en todo modo le causa problemas. Es sencillo, ver los síntomas de la ansiedad, cuando la misma es generalizada se siente un miedo y angustia permanentes ligados a una sensación de querer huir sin saber de qué o quién. Esta ansiedad es el resultado de estados de preocupación, problemas internos, peligros que la persona que sufre ansiedad está viviendo y eso le provoca ese estado ansioso que altera su vida y su forma de percibirla.
Entre los principales síntomas de la ansiedad, podemos citar como comunes, la llamada hiperactividad vegetativa, que no es más que lo que más de alguno ha sentido en su vida, taquicardia, midriasis, sensación de ahogarse, pérdida de control o del conocimiento, temblores en las extreidades, naúsea, transpiración intensa, rigidez muscular, debilidad muscular, inquietud motora, dificultades para comunicarse, insomnio, una constante de pensamientos obsesivos o depresivos. Y eso no es todo, la ansiedad es un hecho conductual tanto como lo es fisiológico y cognitivo.
Son cosas distintas que responden a la misma enfermedad, la ansiedad. Los tres pueden darse al mismo tiempo o a intervalos, y unos pueden enlazarse con otros. Pero demasiado arriesgado es asumir que podemos detectar a primera vista la ansiedad, sobre este punto hay que ser especialmente cuidadoso, algunos problemas como la hipoglucemia pueden parecernos ansiedad y son otro padecimiento. Cuando nos vemos ante la situación de sentirnos con los síntomas que hemos expuesto, que el pánico nos invade, que la inseguridad parece apropiarse de nuestro temperamento, que nos vemos ante posibles problemas físicos que disfrazan nuestra realidad de ansiedad, hay que pedir la opinión médica, pueden ocurrir dos cosas, que una enfermedad física nos engañe pensando que estamos con ansiedad, o que realmente estemos viviendo una ansiedad que nos causa padecimientos físicos, que no es raro, en ambos casos el médico puede ayudar mucho en el control de la ansiedad. ¿Cómo controlarla? lo veremos en otro apartado.
Por lo pronto debemos asumir que cuando nos sentimos extremamente nerviosos, cuando sufrimos cambios repentinos de humor, nos llega el insomnio al mismo que cambiamos a extrema fatiga. Nos asaltan pensamientos de miedo sobre variadas cosas y nos sentimos en un alerta permanente, pensando siempre en muchas cosas que quizá no van a ocurrir y a eso ligamos los padecimientos físicos que los médicos ya han ligado a los estados de ansiedad como la taquicardia y el nerviosismo extremo, es hora de no pensarlo más y pedir una opinión médica. Cualquiera que sea la causa puede resolverse si ponemos nuestro empeño en asumir que necesitamos ayuda y que podemos cambiar, después de todo la ansiedad es un problema de salud que debemos tratar como tal.
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